UIT estima una inversión de US$ 428.000 millones para achicar la brecha digital antes de 2030

Entre los trabajos en materia de desarrollo social realizados a nivel global por organismos internacionales sobresalen los relacionados a reducir la brecha digital. En ese sentido, además de las diferentes autoridades a nivel global, la Unión Internación de Telecomunicaciones (UIT) trabaja para aumentar la cantidad de habitantes conectados en el globo.

De acuerdo con ese organismo internacional se necesitan alrededor de 428.000 millones de dólares hasta 2030 para conectar a más de 3.000 millones de personas que aún no tienen acceso. La estimación pertenece al estudio «Connecting Humanity – Assessing investment needs of connecting humanity to the Internet by 2030». El informe reconoce que en 2019 casi la mitad de la población adulta mundial no estaba conectada a Internet.

Del monto económico que se estima necesario para poder cerrar la brecha, la mayoría debe ser destinada a la infraestructura, incluyendo unos 104.000 millones de dólares para gastos de capital (Capex) en redes móviles, lo que supone 2,6 millones de radio bases nuevas, y 70.000 millones de dólares en red de transporte (backhaul y backbone de fibra óptica), en total unos 700.000 kilómetros. En tanto que los gastos operativos (Opex) estimados son de 140.000 millones de dólares.

Del total de estas inversiones estimadas por UIT, el 90% deberán ser destinadas directamente a la implantación y mantenimiento de redes. En tanto que el 40% de lo estipulado para el Capex deberá destinarse a redes de última milla para conectar al menos al 90% de la población.

El estudio explica que la región que demandará mayor inversión es Asia Meridional, con 135.000 millones de dólares. En segundo lugar estaría África Subsahariana con 97.000 millones de dólares, seguida por Asia-Pacífico con 83.000 millones, las Américas con 51.000 millones, Europa y Asia Central con 33.000 millones y el Norte de África y Oriente medio con 28.000 millones.

El estudio explica que para que esas inversiones se realicen es necesario que las administraciones de la región propiocien un ambiente regulatorio y de políticas públicas que permita previsibilidad y, como consecuencia, la atracción de inversiones a largo plazo para apoyar la economía digital, en particular en los países de baja renta. Así las cosas, el estudio Connecting Humanity pretende crear una hoja de ruta para que los responsables políticos tengan una guía sobre la cual brindar mejores condiciones para alcanzar servicios digitales más accesibles, asequibles, fiables y seguros.

El estudio también analiza los costos relacionados con infraestructura, marcos normativos y reglamentarios que son más aptos, los conocimientos básicos y la generación de contenido tanto a nivel local como regional. También aborda la forma en que se deben financiar las zonas que hasta el momento no son atendidas por este tipo de redes y servicios.

Otro punto que remarca el informe es la forma en que la pandemia del Covid-19 puso en evidencia las desigualdades que existen en el acceso a banda ancha tanto en la comparación entre países, como dentro de una región o en un mismo país. Fundamentalmente destacan aquellas en materia de la desigualdad de acceso, la asequibilidad y la utilización de Internet. Esta situación se agravó a partir de la gran cantidad de servicios que se llevaron adelante por medio de Internet de banda ancha, desde algunos esenciales como la educación, a otros muy importante para la economía como el comercio electrónico o el teletrabajo.

Por último, el estudio remarca dos brechas: una relacionadas con las personas que viven en lugares remotos y otra de género. En la primera se explica que al menos el 12 por ciento de la población mundial no conectada vive en zonas de difícil acceso, la mayoría de esas personas en África y Asia meridional. En tanto que la brecha de género muestra una marcada diferencia entre las mujeres con acceso (48%) en relación a los hombres (58%).