Las redes celulares a las que se conectan diariamente nuestros celulares, tabletas y computadoras, entre muchos otros dispositivos, están compuestas de varias tecnologías de acceso que conviven simultáneamente durante varios años. Históricamente, las tecnologías que emplean los fabricantes de los equipos que componen las redes y de dispositivos móviles han ido evolucionando, pero la transición en las redes que prestan servicios no es rápida ni inmediata.
Con el tiempo, las tecnologías más antiguas van teniendo cada vez menos usuarios y cayendo en la obsolescencia. Su existencia, de prolongarse por mucho tiempo, acrecienta los costos y la ineficiencia de la operación de las redes, además de consumir recursos como espectro radioeléctrico y energía, que podrían destinarse a redes más avanzadas.
Por ello, es aconsejable que se analice su apagado, con una correcta planificación previa que contemple aspectos operativos, económicos, regulatorios y competitivos, entre otros, además de la continuidad de los servicios, para brindar a las personas las mejores prestaciones posibles.