Las TIC como apoyo a la agricultura en países en desarrollo

Como la mayoría de las actividades productivas, las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) tiene cada vez más incidencia en el desarrollo de la agricultura. Desde operaciones complejas como pueden ser el análisis del suelo o la genética de semillas, hasta aplicaciones simples que prevén cambios climáticos, la tecnología abarca gran parte de este sector.

Atendiendo esa realidad, y ante los retos cada vez más desafiantes como el cambio climático y la escasez de recursos naturales, la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) alentó a los países que forman parte del G20 a proveer de apoyo en información y herramientas tecnológicas a los países en vías de desarrollo. Según el organismo, las TIC pueden ayudarlos a mejorar su resiliencia y alimentar una población mundial que necesitará 60% más alimentos para 2050.

El objetivo es que los millones de agricultores familiares que están desplegados en el mundo puedan contar con asistencia técnica y financiera para que puedan adaptarse a los impactos del cambio climático. Así como también puedan permanecer en sus tierras produciendo sus propios alimentos y generando un excedente que puedan llevarlo al mercado. Ese pedido fue realizado por la organización al G20, bajo el argumento que las zonas rurales del mundo serán un lugar clave donde se librará la batalla para cumplir la  Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, ya que es allí donde se concentran la pobreza y el hambre.

Para lograr esos objetivos es necesario que se logre el grueso de los aumentos en el rendimiento agrícola, para así poder alimentar a la población mundial. Es decir, se deberá producir el alimento necesario para satisfacer a los más de 9.000 millones de  habitantes que tendrá el globo en 2050, se espera que los pequeños agricultores familiares cumplan un rol más activo. Para ello es importante que las TIC tengan un impacto más profundo en términos de eficiencia, la resiliencia y la inclusión de los agricultores familiares pobres.

La estrategia que lleva adelante la FAO está vinculada a  apoyar a las personas más vulnerables mediante el intercambio de conocimientos y el aprendizaje de tipo participativo. Una de las iniciativas enmarcadas en ese objetivo es  la colaboración con Google de la Organización de la ONU para que los datos satelitales de alta resolución sean una herramienta cotidiana en para monitorear y gestionar los recursos naturales, promover la agricultura sostenible y fortalecer la seguridad alimentaria.

La FAO analiza también las opciones tecnológicas para ofrecer a los pequeños campesinos previsiones a nivel de microclima, y colabora con la Organización Meteorológica Mundial (OMM) para encontrar maneras adicionales de mejorar los pronósticos meteorológicos para los agricultores. Esfuerzos que se centraran en aquellos países que carecen de servicios meteorológicos nacionales, a quienes se les busca dar apoyo facilitándoles  datos meteorológicos disponibles a nivel mundial para puedan trasladarlos a nivel local en beneficio de agricultores, ganaderos y pescadores.

Asimismo, por pedido del G20, la FAO se asoció con el  Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI) y la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) con el objetivo de evaluar las tecnologías que puedan aplicarse al sector. Se analizarán aplicaciones y plataformas existentes de información y comunicación agrícolas.

La inclusión de las TIC en la agricultura es permite mejorar diferentes condiciones de la actividad. No sólo desde el punto de visa meteorológico, sino también a partir de informaciones más complejas como la fertilidad del suelo, la genética de las semillas a sembrar o de los animales a criar. De la misma manera, son importantes también para el crecimiento de estas familias agricultoras las aplicaciones que muestran en tiempo real la cotización de los productos en los mercados más cercanos.

Sin embargo, para que gran parte de estas iniciativas tengan un desempeño positivo es fundamental que los Gobiernos realicen esfuerzos para aumentar la conectividad en las zonas rurales, beneficiando de esa manera a una mayor cantidad de pequeños agricultores. En particular, la necesidad de incentivar a la industria de telecomunicaciones en el despliegue de servicios de banda ancha inalámbrica, que posibilite el acceso a información compleja en tiempo real a los habitantes de esas regiones.

En ese sentido, la disponibilidad de espectro radioeléctrico es una de las decisiones que pueden tomar las administraciones para potenciar el despliegue de banda ancha inalámbrica. En particular por medio de tecnologías robustas que ofrezcan buena velocidad de acceso como puede ser LTE. Es importante resaltar que la banda ancha inalámbrica permite alcanzar mayores coberturas de manera más rápido, pudiendo recuperar de esa manera más pronto la inversión realizada.

Por otra parte, es fundamental que se reduzcan los requisitos para el despliegue de redes de telecomunicaciones. En particular achicando los procesos burocráticos de diferentes instancias estatales, lo que permite un rápido despliegue de las redes. De la misma manera, las políticas que reducen la carga impositiva sobre insumos de las redes potencian su despliegue. También es importante que se considere reducir las tasas que se cobran a los smartphones  y otros dispositivos de acceso, ya que permiten mayor asequibilidad y masificación en la población.

En otras palabras, las medidas que tiendan a masificar el acceso a banda ancha son de vital importancia al momento de considerar el avance de las TIC en la Agricultura. Es decir que los pedidos realizados por la FAO no sólo se limitan al ámbito agrario, sino que también consideran la conectividad de los países en vías de desarrollo.