Entrevista J. Eduardo Rojas, Presidente Ejecutivo de la Fundación REDES, Bolivia. Parte I
La discusión porque tipo de herramienta es necesaria para reducir la brecha digital en cada uno de los países abarca a los diferentes sectores que componen la sociedad. Desde el gobierno, pasando por el sector privado, la comunidad académica, hasta las asociaciones civiles, deben participar en el debate para aumentar las oportunidades de acceso a las tecnologías de la Información y Comunicación (TIC).
En este sentido, la Fundación REDES de Bolivia busca articular y fomentar procesos de desarrollo sostenible en todos los niveles de la sociedad. Sobre el trabajo de la fundación y la importancia del desarrollo de las TIC en ese país, Brecha Cero dialogó con J. Eduardo Rojas, su Presidente ejecutivo.
Rojas es fundador del Capítulo Boliviano de Internet Society 2010. Con formación en Sociología con Maestría en Comunicación y Desarrollo, es especialista en construcción de la Sociedad de la Información. Además, es autor global del concepto de Violencia Digital con reconocimiento de la ONU, OEA y la Unión Europea.
Brecha Cero: ¿Qué importancia atribuye a las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) en el desarrollo socioeconómico de Bolivia?
Eduardo Rojas: Entre 2003 y 2005 contribuí en el diseño de la “Estrategia nacional de tecnologías de información y comunicación” (ETIC) en Bolivia, un hito fundamental en la institucionalización del discurso de la Planificación de la inserción de TIC en el Estado Boliviano. Desde entonces, se instaura un período histórico de enamoramiento colectivo del discurso del desarrollo tecnológico. Paralelamente, el mercado tecnológico -formal e informal-, dinamizó y masificó el consumo de utensilios electrónicos en el país, a escala urbana y rural. La cultura burocrática y normativa de las democracias modernas, legitimó el desarrollo de marcos normativos regionales y nacionales, sumándose a la experiencia de diferentes países del mundo (a título del “Derecho Internacional”, -por cierto, históricamente “dominado” por EEUU), lo que desembocó en el actual “desarrollo normativo sectorial” de las telecomunicaciones y actualmente de las TIC… Este breve análisis permite comprender la relevancia política, económica y social que tienen las TIC en Bolivia, con procesos e hitos históricos claramente evidenciados –al menos los últimos 16 años- en casi todas las dimensiones de la vida cotidiana. El consumo tecnológico ha sido exitosamente instaurado en la vida diaria de la población; habiéndose establecido en el imaginario como “necesidades básicas”, lo que ha calado el discurso de sus representantes, empresas y autoridades políticas del país. Consecuentemente, el acceso masivo a información en tiempo real (internet móvil), ha impactado en la configuración del desarrollo generacional, y ha reconfigurado totalmente los imaginarios locales-globales en torno a los asuntos de la vida en el siglo XXI. Hoy la cantidad de teléfonos móviles supera la cantidad de personas que viven en Bolivia, estableciendo un escenario nacional de dependencia tecnológica en un mercado global cada vez más competitivo.
En este contexto, la Fundación REDES ha redimensionado su campo de acción, de la “construcción de la sociedad de la información en/desde Bolivia” hacia la “construcción colectiva de la Sociedad/Ciudadanía Inteligente”, por lo tanto centrada en el desarrollo del Sujeto Multidimensional que hace uso intensivo e inteligente del conocimiento para sus decisiones diarias. Este enfoque redimensiona la importancia que atribuimos a las tecnologías, pero sobre todo al conocimiento, en la sociedad boliviana contemporánea.
Brecha Cero: ¿Cuánto puede influir en la evolución y desarrollo socioeconómico del país el cierre de la brecha digital?
Eduardo Rojas: Vista como política de Estado, la brecha digital implica inversión pública, planeación e institucionalización de recursos humanos. Desde un enfoque comercial, se trata de ampliar la cartera de clientes obteniendo retorno de ganancias ante inversiones, generalmente privadas. Desde el punto de vista de los usuarios, se trata básicamente de un presupuesto mensual de gastos añadido a la canasta familiar, así como la acción y reacción multidimensional ante la exposición familiar a contenidos digitales interactivos (buenos, malos y sus consecuencias, denominadas por la Fundación REDES como “Violencia Digital”). Cualquiera de las acciones mencionadas en cada campo y con cada actor, implica una explosión de impactos multidimensionales en cada sector.
Desde esta perspectiva, en términos generales, la reducción de la brecha digital implica algunas condiciones mínimas: a) un Estado (territorio local, con población, territorio e identidad) que subvencione los gastos básicos de acceso a las TIC (desde electricidad, telecentros educativos o distribución de computadoras para estudiantes); b) Proveedores de servicios en el “mercado digital” (Ecosistema de la economía digital); c) Consumidores, compuesto por usuarios, particularmente compuestos por unidades familiares que agregan a la canasta familiar el concepto de “tecnología y comunicación digital”. Bajo esta perspectiva y dadas las características del mercado de consumo de TIC en Bolivia, es posible afirmar que la reducción de la brecha digital, a) está dinamizada por el propio mercado global de tecnología, y b) que genera flujo de efectivo y capital financiero nacional y transnacional en el país. Como sector, las telecomunicaciones y TIC generan un flujo económico significativo en el país… La pregunta fundamental es ¿En Bolivia existe un acceso equitativo y/o la redistribución del capital financiero del mundo digital?
Brecha Cero: ¿Cuáles cree que son las medidas que debería llevar adelante el gobierno boliviano para reducir la brecha digital?
Eduardo Rojas: Desde la promulgación de las Ley de Telecomunicaciones y TIC en 2011 (en cuyo proceso de construcción también tuve el honor de participar), un planteamiento que dejé conocer a las autoridades con quienes me tocó trabajar fue la consideración de la reconceptualización del “sector Telecomunicaciones y TIC”, más allá de la perspectiva sectorial, hiper especializada y fragmentada, típica del enfoque occidental que “separa en unidades controlables cualquier asunto que aborda”; estableciendo la necesidad de reconceptualizar a las TIC como un “Campo Trans-Sectorial”, recuerdo que esta perspectiva, fue bien recibida en la Reunión Ministerial de la Sociedad de la Información organizado por CEPAL en Chile. Así pues, una primera medida gubernamental, sería la de “reconceptualizar” los enfoques sobre las tecnologías en el paradigma del “Vivir Bien” y el “Sujeto de consumo tecnológico Plurinacional” y, consecuentemente, re-imaginar una estructura institucional burocrática a la altura de esta perspectiva. Es claro, que –al menos en el caso boliviano- el contexto político de reformas y transformaciones es absolutamente proactivo, aunque requiere de más imaginación y capacidad de respuesta.