Entrevista a Adriana Labardini Inzunza. Abogada de Interés público, especialista en regulación, políticas públicas y competencia económica en TIC. Parte II
El desarrollo de los servicios de banda ancha móvil en América Latina tuvo una explosión durante el siglo XXI, su puesta en marcha alcanza a la gran mayoría de los centros urbanos. Sin embargo, los Estados continúan preocupados por alcanzar la cobertura en las zonas rurales y alejadas de los grandes centros urbanos, donde las redes comunitarias se mantienen como una alternativa viable.
Sobre estos temas Brecha Cero dialogó con Adriana Labardini Inzunza, quien es abogada independiente de interés público especializada en regulación de tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC), políticas públicas y temas de competencia. Entre otras tareas, colabora con Rhizomatica en la promoción y defensa de redes comunitarias sostenibles y autogestionadas para cerrar la brecha digital y promover la conectividad y los medios rurales e indígenas. También es fundadora de Conectadas, una red de mujeres en las industrias de las TIC que trabajan por la igualdad de género en México.
Lambardini obtuvo su título de abogada en la Escuela Libre de Derecho en la Ciudad de México en 1987 y su maestría (LLM) de la Universidad de Columbia en Nueva York como becaria Fulbright en 1991. Durante cuatro años y medio, se desempeñó como Comisionada en la Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) de México.
Brecha Cero: ¿Cuáles son los programas de acceso a dispositivos para usuarios finales que poseen las iniciativas de redes comunitarias?
Adriana Labardini Inzunza: No podemos generalizar, pero en efecto en los países en los que la desigualdad y la pobreza prevalecen una barrera constante ha sido el alto costo de dispositivos: móviles, computadoras, tabletas. Pero las personas hacen grandes esfuerzos por contar con estos dispositivos, aunque sea uno por familia.
Claro que no es lo ideal con una actividad diaria de ocho horas que está relacionada con estar en línea y más en un contexto de dos años de cuarentenas. Las familias se han ido allegando de dispositivos modestos, algunos desgraciadamente todavía 3G o 2G, pero hay veces que una llamada, un mensaje corto, te puede salvar la vida en casos de emergencias, de crímenes, de desastres naturales, etc.
No debemos usar las mismas categorías de presupuestos que se usan en el mundo occidental, en medios rurales y pueblos indígenas. Allí el concepto de bienestar, de desarrollo y de buen vivir son muy diferentes. Claro que pueden beneficiarse de estas herramientas, pero para fines distintos, como la defensa de su territorio, evitar que les contaminen sus aguas, que acaben con su flora y fauna en beneficio de grandes industrias extractivas. O una llamada para pedir que venga una partera cuando una mujer está a punto de dar a luz, también para difundir y promover el aprendizaje de las lenguas originarias entre niñas y niños, para filmar canciones, cultura, medicina tradicional, sabiduría. Entonces ellos no se ven como consumidores, sino gestores de propios servicios, pero es verdad que si dependen de dispositivos terminales.
Empieza ya un desarrollo de hardware de código abierto que están desarrollando redes comunitarias en Argentina, como Altermundi. Creo que esa veta es importante para las comunidades, poder desarrollar programas aplicaciones y redes completas que tengan software y hardware de código abierto.
En ocasiones esos dispositivos que son escasos y caros se los pone a disposición de la comunidad en un centro colectivo, un centro con computadores. Pero cada quien quiere su dispositivo. Porque también hay un tema de privacidad y de libertad, para uno acceder y buscar información, personas, etc, sin que nadie te esté revisando. Especialmente es un tema importante para las mujeres, que muchas veces por dependencia económica o por sometimiento al padre, espeso o hermano, no las dejan utilizar estos dispositivos sin ser fiscalizadas por un varón, en una clara violación de sus derechos.
Es deseable que también desde el lado de la oferta surjan soluciones tecnológicas de bajo costo. Pero no un smartphone de US$ 2.000 o de US$ 200, necesitamos buenos smartphone de 4G pero de menos de US$ 30. Y computadoras también, porque la experiencia de aprendizaje de un estudiante, un investigador, de alguien que está aprendiendo habilidades digitales más sofisticadas, como el análisis de datos, o como la programación necesita una computadora.
Brecha Cero: ¿Que tipos de iniciativas tienen para la apropiación de la tecnología?
Adriana Labardini Inzunza: En este tema, que desde luego es muy importante, quiero hacer un paréntesis para analizar este tema del desarrollo de habilidades. En las comunidades no queremos crear personas programadas para aprender a consumir, por consumir redes sociales, software etc. Cuando ellos están desarrollando una red comunitaria, están adquiriendo una formación como técnicos en las TIC, que saben usar la tecnología.
Lo que más nos enfocamos en el movimiento de redes comunitarias es en una multiplicidad de cursos. Desde la UIT, desde APC, desde la sociedad civil que han ido armando cursos de formación de técnicos, de creadores de contenidos, y de comunicadores. Entonces esta formación para entender no sólo como consumidor, sino entender la tecnología. Finalmente, la tecnología tiene que ser una herramienta a servicios de las personas y la sociedad, no la sociedad cautiva de la tecnología.
Es muy importante aprender la parte técnica, antes de aprender a pulsar botones para obtener cosas, para comprar y para vender. Hay que elevar la formación técnica, las capacidades de generar creadores y productores de contenidos, pero también personas consientes, con los ojos bien abiertos de los grandes riesgos a la salud. La academia mundial de psiquiatría ya ha alertador sobre la adicción al uso de las redes. La disminución en productividad, en concentración, en la capacidad de la memoria del ser humano, en la capacidad de tener empatía por otra persona, es verdaderamente alarmante. Reconocemos que hay una serie de conocimientos y de habilidades que todos deberíamos adquirir, no sólo las comunidades vulnerables, sino todos.
Brecha Cero: ¿Cuánto aportarán las tecnologías móviles a la inclusión de las comunidades rurales y alejadas?
Adriana Labardini Inzunza: Desde luego que han aportado mucho. La tecnología 2G fue la primera tecnología móvil digital y la 4G fue la primera tecnología móvil de datos de alta velocidad. No habría quizá redes comunitarias si las grandes redes globales inalámbricas hubiesen llegado desde hace unos 15 o 10 años a las poblaciones alejadas. Claro que ha habido una expansión significativa, y aunque se habla que en América Latina solamente el 6% de las zonas geográficas habitadas no tiene cobertura de redes inalámbricas, tenemos que entender que pueden ser servicios no asequibles o dispositivos no asequibles, o para los que no se encuentra un uso claro en la población.
Creemos que es 4G asequible, significativo, con buenas tazas de velocidad de datos utilizables, los que podrían tener una función importante en el combate a la desigualdad a la exclusión. Francamente no veo que en los próximos 20 años 5G vaya a tener un rol en el combate de la pobreza rural y de la marginación. 5G está haciendo grandes esfuerzos y librando una batalla muy importante para ver si va a tener una escala en aplicaciones industriales, de grandes urbes, para segmentos socioeconómicamente altos de la población, con dispositivos caros, y con gran necesidad de inversión. Si 4G todavía no llega a 3.4 billones de personas en el mundo, si en África y en tantos lugares hay solo 2G, cuantas décadas más se necesitaría para que hubiera 5G, si ni siquiera hay 3G o 4G en los lugares remotos, rurales de bajos niveles económicos.
Veo una mucha mayor posibilidad e impacto del 4G ya sea móvil o fijo, inalámbrico fijo puede hacer una diferencia para que más casas estén conectadas a internet de alta velocidad en las zonas rurales. Y eso sería una gran cosa: tener más redes, con mayores coberturas, asequibilidad y alta velocidad en estos lugares apartados. Ahí se necesita una gran colaboración para disminuir los costos con compartición de infraestructura.
Es increíble que los gobiernos de los países más pobres, más desiguales, son los que han encarecido más el espectro radioeléctrico, cuando tendría que abaratarse como si fuera agua, para que todo el mundo pueda acceder a sus beneficios.
También hay un rol en los planes educativos y en el gobierno como consumidor, yo quisiera ver muchos más gobiernos digitales, con telemedicina, teleeducación, sistemas logísticos mucho más eficaces, para que el comercio electrónico y los servicios financieros florezcan, para ellos inversión, ciberseguridad y un impulso para que más latinoamericanos seamos inventores, creadores, desarrolladores, no solo consumidores de tecnologías extranjeras. Tenemos el privilegio que el idioma español es el segundo más hablado en el mundo. Entonces hay escala para aplicaciones, servicios, software, contenidos, quisiera ver que se desarrollara algoritmos, inteligencia artificial por mexicanos, peruanos, brasileños, colombianos, chilenos, etc.
Ello requiere apostar al desarrollo tecnológico, a la investigación y a una mayor inversión en institutos tecnológicos en nuestra región, para que no solo consumamos y obedezcamos, sino generemos innovación adecuada a nuestras necesidades.