Rodrigo Ramírez Pino. Presidente, Cámara Chilena de Infraestructura Digital de Chile. Parte I
América Latina se encuentra ante una nueva oportunidad para mejorar sus condiciones productivas y de desarrollo social. La revolución digital, también llamada 4.0, ya es un hecho en gran parte del mundo y generar las condiciones para que los diferentes países puedan aprovecharla es un trabajo de los gobiernos.
Sobre estas oportunidades, Brecha Cero dialogó con Rodrigo Ramírez Pino, quien es Presidente de la Cámara Chilena de Infraestructura Digital. Anteriormente fue Subsecretario de Telecomunicaciones del Gobierno de Chile donde dirigió la institución con la responsabilidad de coordinar, promover, fomentar y desarrollar las telecomunicaciones del país, transformando a este sector en motor para el desarrollo económico y social chileno. Además, fue Secretario Ejecutivo del Comité de Ministros para el Desarrollo Digital, Infraestructura de Telecomunicaciones y Gobierno Electrónico. En este período también fue Secretario Ejecutivo del Comité de Ministros para Desarrollo Espacial.
En su formación, Ramírez Pino asistió a la Universidad de Barcelona donde realizó un Máster en Administración de Negocios y Comunicación Estratégica mientras que posteriormente cursó un Doctorado en Comunicación impartido por la misma institución.
A continuación la primera parte del dialogo con Rodrigo Ramírez Pino:
Brecha Cero: ¿Cómo cree influyen las TIC en el desarrollo de los países en América Latina?
Rodrigo Ramírez Pino: Estamos en una inflexión sumamente interesante que representa retos a los Estados. Estoy convencido que si los Estados no se replantean una matriz productiva, lo que vamos a hacer es condenar a nuestros ciudadanos a permanecer en el rezago. ¿Porque cuál es la matriz productiva de Argentina? ¿Ha variado en los últimos 60 o 70 años? Por tanto, como se va a presentar ante el desafío de la Revolución 4.0 que ya no es una quimera, es algo real que ya está pasando en el mismo modelo donde no tuvo éxito en las revoluciones anteriores.
O sea, en Chile me planteo que las TIC puedan tener un impacto positivo en el ámbito productivo sino cambia la matriz productiva. Porque si no van a automatizar, digitalizar parte de la cadena de valor pero no hay un modelo distinto de conocimiento, de innovación, de agregarle valor a lo que uno tiene, de exportar otras materias. Siempre pongo el caso de Holanda y Corea, son países que cambiaron su matriz productiva. Holanda le agregó mucha ciencia a su agricultura y terminó siendo el segundo país productor de alimento del mundo en una superficie pequeña. Pero hizo una opción, cambió su matriz productiva, los países nórdicos también. Lo que hace la diferencia es que cambiaron su matriz productiva.
Entonces son importantes las TIC, sin dudas ya no se pueden pensar como el computador para la escuela, porque ese modelo ya está agotado. O esa aproximación se agotó. O sea, el regulador o el promotor de políticas de inclusión no puede estar ajeno, o ser disonante, con quien comanda o lidera una política productiva en el país.
Antes existía en América Latina al que hacía la política pública, al de hacienda, al de finanzas, y en un ministerio apartado chiquitito al tipo que iba a entregar un computador a un poblado. Esa forma tiene que ser convergente, no hay viabilidad para que hoy día siga siendo así. Porque lo que tenemos visto hoy en 5G, teóricamente aún, es que lo que está en juego son nuevos modelos de producción.
Brecha Cero: ¿Cómo influye la conectividad para desarrollar a un país?
Rodrigo Ramírez Pino: La conectividad debería ser invisible. Primero debería existir la garantía que el Estado asegure internet como un derecho. Yo estoy convencido de que internet debe ser considerada por los estados como un derecho, un derecho básico, un servicio público, que se te asegure el acceso. Un lugar menos poblado debe tener las mismas garantías de acceso que uno más poblado. Y eso significa inversión. El Estado no puede estar ausente porque muchas veces el mercado no va a ir a lugares donde comercialmente no es atractivo, y es legítimo. Pero si el Estado tiene que tener su papel solidario para cubrir esas brechas del mercado. El Estado tiene que incentivar el desarrollo de infraestructura: fibra óptica, antena, etc.
Además debe volver a la educación digital, que fue dejada de lado por América Latina. Ya no la alfabetización. Porque ya estamos ante un escenario mucho más complejo donde la información está disponible, pero estamos siendo menos discriminadores de la información que consumimos. Todos consumimos la información que nos suministra sólo un operador, el 99% del planeta accede a lo que ese buscador te dice. Entonces tenemos que ir desplegando estrategias de uso distintas a las que estás acostumbrado.
Brecha Cero: ¿Cuáles son las medidas que deben tomar los gobiernos para que aumente la adopción digital?
Rodrigo Ramírez Pino: Yo creo que son tres cosas: una nueva matriz productiva, un estado innovador y una sociedad creativa. Pensar un Estado distinto, innovador, que promueva una sociedad creativa del emprendimiento, de la creación, de ir probar y equivocarse, y una matriz productiva distinta. Esos tres elementos.
En segundo lugar, en la materia que nos compete a nuestro sector: políticas abiertas de espectro. Es el momento en que los reguladores salgan de su comodidad y hagan algo un poco más osado. Estimulen las inversiones de infraestructura, sobre todo fibra óptica y sistema radiante, disminuir las barreras en el despliegue de infraestructura. Definir modelos de asignación de espectro que sean acordes con las necesidades de los países, que no sean de un modelo copiado y replicado. Sino que se ponga sobre la mesa yo quiero recaudar y quiero que todo lo que recaude se ponga sobre este sector para aumentar la adopción digital, o lo que voy a recaudar lo voy a poner en otra área como puentes, como embalses. Ahí hay que hacer una discusión seria en los países de cómo se va a recaudar. Otro es los derechos y la competencia de los ciudadanos. Porque al final del día lo que el Estado tiene siempre preservar es la mayor inclusión, disminuir la desigualdad digital y esa es la mayor diferencia.