La utilización de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en el ámbito de la agricultura tiene varios ejemplos que, en términos generales, están relacionados con la posibilidad de acceder a información sobre los precios de los productos en el mercado y así optimizar el momento de la cosecha. Existen también otras variantes, como aquellas que proveen información climática a futuro.
Dentro de estas iniciativas que incorporan las TIC dentro de la agricultura se encuentra Agrimonitor. Se trata de una base de datos desplegada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que combina distintas variables para analizar el desarrollo del sector en América Latina y el Caribe. Entre los principales índices que toma en cuenta se destacan los Estimados de Apoyo al Productor (EAP/PSE en inglés).
Por medio de la página se puede llevar adelante un monitoreo y comparación de las políticas agropecuarias y la medición de la composición del apoyo a la agricultura de cada uno de los países de la región. Esta herramienta es importante al momento de tomar determinaciones por parte de los responsables políticos, así como también para que el sector privado pueda conocer cuál es su realidad en comparación con otros mercados. El análisis y la evaluación de los indicadores PSE, que están relacionados con la magnitud y la forma en que el sector recibe apoyo, son de utilidad para conocer cuáles son los desafíos a enfrentar en la próxima década.
El desarrollo de un enfoque PSE tiene como finalidad la comparación entre países. Esta variable está conformada por una metodología que llevan adelante los países que son miembros o que colaboran con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), entre los que se encuentran dos de América Latina: Chile y México. La posibilidad de comparar de qué manera afecta en la agricultura de los países las políticas elegidas es una alternativa muy valiosa para el sector en la región. En el caso del PSE de la OCDE y los indicadores se basan en la interacción de oferta y demanda entre los agricultores, los consumidores y los contribuyentes en la economía. Así las cosas, estos estimados de apoyo se dividen a su vez dos categorías: al productor (PSE) y a los servicios generales (GSSE). Dentro de la primera variable también se consideran los precios vigentes en el mercado (MPS).
El punto importante a considerar de estos mercados no es sólo exposición y análisis de este tipo de indicadores, sino fundamentalmente su utilización para la toma de decisiones políticas. Es decir, la utilización de estos datos para planificar desde el punto de vista del Estado y los actores privados, consiguiendo soluciones que posibiliten el crecimiento del sector y puedan servir para aprovechar el desarrollo de la agricultura.
En la versión del Agrimonitor de la que dispone el BID se pueden realizar comparación en los mercados de Argentina, Bolivia, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y La Unión Europea. Para que la iniciativa tenga la repercusión esperada en el sector es necesario que los Gobiernos de la región pongan en disponibilidad la mayor cantidad de datos posibles. En otras palabras, una adecuada apertura de los datos por parte de los Estados es lo que permitirá una mayor comparación entre las realidades de cada uno de los países, permitiendo así que el sector pueda conocer su realidad.
La información disponible no sólo presenta una oportunidad para quienes se dedican de lleno a la actividad agropecuaria, sino también es de gran utilidad para otras industrias asociadas. Es decir, distintas actividades secundarias pueden también beneficiarse del análisis de este tipo datos, como el caso de los transportistas. Así las cosas la toma de decisiones que se pueden llevar adelante a partir de esta información no está restringida a la agricultura.
Así como las TIC habilitan este tipo de iniciativas, pueden también retroalimentarse de ellas para generar nuevas aplicaciones e información para que sea aprovechada por el sector agropecuario. Es decir, la base de datos posibilita por medio de su combinación y análisis generar nuevas alternativas de análisis para potenciar el aprovechamiento de datos del sector. También se pueden generar iniciativas tendientes a promover industrias que dependen de manera directa e indirecta de la agricultura.
Para que este tipo de información tenga mayor impacto en las zonas donde se llevan adelante las actividades agropecuarias es necesario que exista conectividad. En otras palabras, para que la información pueda llegar a quienes están trabajando en el sector es fundamental que tengan acceso a banda ancha. En ese sentido, las redes de banda ancha inalámbrica conforman una oportunidad para alcanzar la cobertura con una velocidad adecuada de servicios en zonas rurales, con una inversión acorde.
Dicho de otra manera, para que el flujo de información y los análisis desplegados por el BID lleguen de manera eficiente a quienes forman parte esencial de la agricultura, es necesario que existan en las zonas rurales accesos a banda ancha. Esta tarea se logra de manera más rápida por medio de servicios inalámbricos, en particular aquellos que se despliegan en las bandas de espectro radioeléctrico más bajas que posibilitan una mayor propagación con menores inversiones.
La iniciativa del BID de combinar los datos abiertos para que pueda beneficiarse a uno de los sectores productivos más importantes de América latina es muy importante para la agricultura, así como también para otras actividades que dependen de ella. Sin embargo, para que puedan ser aprovechadas de mejor manera es necesario que los sectores rurales cuenten con acceso a banda ancha inalámbrica.