Existen diferentes maneras de abordar la reducción de la brecha digital en un mercado. A los esfuerzos por llevar conectividad y las necesidades de mejorar la inclusión de tecnología en mercados verticales, se suma la importancia de la formación educativa. La Educación Técnico Profesional (ETP) es fundamental para un mercado que busque aumentar la inclusión de sus ciudadanos en la tecnología.
En ese sentido, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) presentó un estudio “La educación técnico-profesional en América Latina. Retos y oportunidades para la igualdad de género”. En el documento se analiza la situación ETP en América Latina y el Caribe, haciendo foco en las divergencias que existen en la inclusión de hombres y mujeres de este tipo de modalidad educativa.
A lo largo de la investigación se contextualiza el desarrollo histórico de la ETP y se caracteriza su oferta por medio de la identificación de tres modelos formativos predominantes en diferentes países de la región. Se hace foco en la oferta que se imparte a nivel escolar secundario y superior no universitario, allí se analizan las características más relevantes de los sistemas nacionales de formación, para luego destacar los principales desafíos que se enfrentan para su mejoramiento en el futuro.
Por otra parte, el estudio remarca que la ETP fue cobrando importancia al interior de la educación formal en los diferentes mercados de América Latina, en particular por sus condiciones para mejorar el desarrollo de estos países. Durante mucho tiempo, señala el informe, su lugar en los planes de educación fue secundario, ya que las currículas estuvieron mayormente orientadas hacia el conocimiento científico-humanista y se relegó a un plano de inferioridad social al conocimiento tecnológico.
Pese a entrar en mayor consideración la dimensión de género en este ámbito es particularmente sensible. En particular porque, según CEPAL, se trata de un modelo de formación que “refleja de manera fehaciente las características del sistema productivo y el mercado laboral, organizados a partir de una marcada segmentación y evidente diferenciación de oportunidades de trabajo para hombres y mujeres”.
Así, el estudio remarca la necesidad de discutir en torno a la perspectiva de género en la ETP en instalar prioridades de políticas públicas que buscan generar una mayor autonomía económica para las mujeres. Para ello se deben abordar problemáticas como la inserción laboral de las mujeres y la sobrerrepresentación femenina en el trabajo informal y precario en la región. Incluso, la CEPAL resalta que se debe evitar que la ETP actúe como sistema reproductor de las desigualdades de género.
En sus conclusiones, el estudio explica que existe un aumento importante de la participación de las mujeres en el sistema de educación técnica secundario . Sin embargo explica que existe un rezago al comparar la situación con la modalidad educativa tradicional. Remarca que en países como México y Paraguay la brecha entre hombres y mujeres es relevante. Sugiere la hipótesis de que los programas educativos y, muy particularmente, las áreas productivas relevadas para la implementación de la formación para el trabajo, presenten sesgos de género en esta dirección.
Asimismo, el informe expone que la educación técnica continúa siendo organizada a partir de la diferenciación de ciertas áreas productivas y la definición de especialidades sobre las que se organiza la matrícula de la población estudiantil. Destaca además que es en este nivel donde se produce una fuerte separación a partir de cuestiones de género, reproduciéndose de manera marcada las desigualdades existentes en el mercado laboral.
CEPAL también concluye que la orientación masculina hacia las actividades de tipo industriales y femeninas hacia aquellas del sector servicios, constituye un “universal” educativo particularmente difícil de modificar. Además, advierte que esta conducta es ratificada por las prácticas del conjunto de los actores del sistema educativo.
El informe concluye que las políticas propuestas parecen ser débiles y por lo general se reducen a recomendaciones de equilibrar la matrícula en términos de género. Remarca además que no se observan iniciativas que buscan reorientar la vocación para solucionar el problema, aunque menciona que sí existen algunos ejemplos que podrían ser replicados para mejorar esta situación.
De acuerdo con el reporte, el desafío que enfrenta la región es aumentar el debate sobre las segmentaciones de género existentes en la ETP. Además, propone avanzar en su articulación con el sector productivo con el fin de generar mayor autonomía económica para las mujeres que cursan carreras técnicas y profesionales.
La puesta en debate del tema por parte de CEPAL ya representa un avance desde el punto de vista del camino que resta por recorrer en América Latina. La inclusión de las mujeres dentro de la educación y la industria de las TIC es esencial para los objetivos de reducción de la Brecha Digital que presentan la mayoría de los mercados de la región. El trabajo conjunto que tienda a estimular la equidad de género en este sector es fundamental para que se alcance la inclusión buscada.