El Banco Mundial llevó adelante un informe sobre desarrollo en 2016. El estudio, titulado “Dividendos Digitales”, explica que pese a que las tecnologías digitales han tenido un amplio crecimiento en los últimos años, sus beneficios no han avanzado en la misma medida. El informe propone que las estrategias de desarrollo digital deben ser mucho más amplias que las del sector de las tecnologías de la información y comunicación (TIC), e incita a los países a crear condiciones adecuadas para explotarlas.
La investigación se realizó a partir de consultas en 29 países. Asimismo, constó de reuniones con ejecutivos de empresas tecnológicas de todo el mundo.
El informe hace hincapié en que las tecnologías digitales se extendieron de manera rápida a nivel global durante las dos últimas décadas, lo que generó entusiasmo sobre las oportunidades que ofrecían. Sin embargo, explica que muchos de esos beneficios (como mayor productividad, más oportunidades para los pobres y la clase media, mayor rendición de cuentas de los Gobiernos y las empresas) no terminaron por consolidarse de la misma manera en todos los países.
El reporte destaca que son necesarios mayores esfuerzos para que más personas tengan acceso a Internet y crear un entorno que propicie los beneficios de las tecnologías digitales para todos. Remarca que si bien el total de usuarios de Internet se ha triplicado en una década, a una cifra estimada de 3.200 millones, casi el 60% de la población mundial —aproximadamente 4.000 millones de personas— carece de conexión. Asimismo, explica que alrededor de 2.000 millones de personas no usan un terminal móvil, y casi 500 millones viven fuera de zonas con señal de telefonía celular.
De acuerdo con el Banco Mundial, lograr el acceso universal a Internet debe ser una prioridad. Aunque el informe explica que las tecnologías digitales no son un atajo para alcanzar el desarrollo, sí pueden ser un elemento para acelerarlo si se usan de una manera adecuada. Para ello destaca que, para que las inversiones en tecnología realizadas en los distintos mercados tengan resultados positivos, es necesario que se complementen con otras áreas como la educación, el entorno empresarial, y la rendición de cuentas del Gobierno.
El estudio enfatiza en la clave que representan para el desarrollo ciertos complementos “analógicos”, o no digitales. Entre ellos destaca a las políticas y regulaciones, pues son necesarias para garantizar que el mercado digital sea competitivo y que Internet amplíe el acceso a la información, reduzca el costo de la misma, y promueva sociedades más inclusivas, eficientes e innovadoras. También explica que la redistribución de la renta entre factores de producción —del trabajo al capital—, y la disminución de la proporción de empleos de nivel medio en muchos países, se debe, por lo menos en parte, a la creciente automatización incluso de muchos trabajos de oficina. Explica que de la preparación del empleado depende el aprovechamiento de las TIC, y destaca que se trata de la etapa más reciente de la carrera entre la tecnología y las habilidades, en la que la educación, la protección social y los mercados laborales deben adaptarse a un mundo del trabajo que exige distintas habilidades y mucha mayor flexibilidad.
Explica también que muchos Gobiernos usaron eficazmente las tecnologías digitales para brindar mejor información, prestar servicios fáciles de monitorear y organizar elecciones. Sin embargo, no lograron resolver dos de los problemas más difíciles de gobernanza: cómo mejorar la administración de los proveedores de servicios y cómo dar más voz a los ciudadanos.
Otro de los puntos que remarca el estudio es que en los países donde existe escaso acceso a Internet y la economía digital aún es emergente, la tarea consiste en crear las condiciones para el aumento de la adopción y el uso. Por su parte, explica que los sistemas educativos deben centrar la atención en la alfabetización básica y los conocimientos básicos de aritmética, conectar a los docentes con el contenido y promover la alfabetización de los adultos.
En tanto que sobre los países en transición hacia una economía digital con un nivel bastante elevado de uso de tecnología, el informe recomienda garantizar las oportunidades a todos. También aconseja centrarse en la enseñanza de aptitudes cognitivas y socioemocionales avanzadas —preparación para carreras y no para empleos específicos—, pues se prevé que menos de la mitad de los escolares de hoy trabajarán en una ocupación existente en la actualidad.
En concreto, el estudio explica que las tecnologías digitales amplifican el impacto de las buenas y malas políticas, de modo que la falta de reformas significa quedar rezagado respecto de los que introducen reformas. En ese sentido, hace énfasis en potenciar las aptitudes “analógicas” para poder, a partir de allí, mejorar las experiencias al momento de cerrar la brecha digital.