El área del Caribe y las Bahamas es una de las que tienen mayor incidencia de catástrofes naturales a nivel global, particularmente durante la temporada de tormentas y huracanes que año a año azota esa región generando daños materiales y humanos.
Para afrontar estos fenómenos la Autoridad de Regulación y Competencia de Servicios Públicos (URCA por sus siglas en inglés) de Bahamas desplegó una norma que garantiza que la infraestructura crítica esté disponible antes, durante y después de los desastres naturales. La normativa entrará en vigencia durante la primera mitad de 2021.
Bajo la denominación de Reglamento de gestión de desastres para el sector de las comunicaciones electrónicas en las Bahamas se brindan las consideraciones necesarias para mejorar las condiciones del sector ante estas catástrofes. Entre otras demandas la normativa propone que los proveedores de telecomunicaciones deben instalar infraestructura que garantice que las redes sean lo suficientemente resistentes para afrontar estos eventos.
La sanción de la regulación cobró fuerza después de la destrucción causada por el huracan Dorian en 2019. El evento natural llevó meses de trabajo de rescatistas y reconstrucción de la infraestructura en las áreas de Abaco y Gran Bahama, retrasando los avances económicos y el desarrollo social obtenido.
Asimismo, la nueva regulación crea un grupo multisectorial que será denominado Grupo de Trabajo de Comunicaciones Electrónicas. El objetivo de este comité es ayudar a la URCA a determinar los enfoques en relación a la infraestructura electrónica crítica.
La norma pretende fortalecer la infraestructura crítica de Telecomunicaciones en Las Bahamas. Además, por medio de la regulación se busca estimular el desarrollo de redes más robustas, así como un esquema normativo más ágil para reponer los servicios caídos.
Crear un marco normativo que permita a las autoridades y la industria en general tener un plan de acción ante una catástrofe natural es una herramienta muy útil. Su puesta en marcha puede reducir de forma considerable el tiempo sin servicio ante este tipo de eventos. Es importante resalta que las telecomunicaciones cumplen una función significativa antes, durante y después de estos eventos.
En el momento previo a una catástrofe natural las TIC, en particular los servicios móviles, permiten advertir de forma sencilla y rápida a la población sobre las amenazas. Existen tecnologías que pueden direccionar las alertas a grupos específicos según el área en que se encuentran. Además, se pueden enviar los pasos a seguir para que la población se mantenga a salvo.
Durante uno de estos eventos, las comunicaciones móviles son de gran ayuda para mantener informada a la población. Sirven para advertir por cualquier circunstancia que pueda agravar las condiciones y cualquier medida que se pueda llevar adelante. Canales de información, páginas web y redes sociales de los organismos oficiales pueden ser utilizados durante estas emergencias.
Una vez transcurrida la catástrofe las redes móviles pueden colaborar tanto en la etapa de rescate, por medio de triangulaciones, como para informar sobre personas desaparecidas. También existen aplicaciones particulares que permiten a las autoridades organizar el envío de ayuda a la población.
Sin embargo, para que todos estos beneficios se puedan llevar adelante debe existir una red móvil robusta que pueda resistir y mantenerse activa ante estos eventos. Es importante que se consideren políticas que habiliten mayores porciones de espectro temporales y medidas que faciliten los trámites de despliegue de red. En este marco, la decisión de Las Bahamas de generar una regulación que aglutine estas medidas y prepare al mercado para este tipo de eventos es muy positiva.